Capítulo 02
Alguien me podría decir porque sale el texto con fondo blanco???
NO ME GUSTA!!! ¬_¬
Gracias a los que leen y comentan!!!
Denle like al face!!!
:)
Disfruten y comenten por favor!!
El tercer capítulo lo publico en la noche!
Capítulo 02
De: Anastasia Steel
Asunto: New York
Fecha: 13 Diciembre 2016
03:28
Para: Christian Grey
Hola Christian
Te agradezco mucho tu propuesta. Desafortunadamente no
será posible. Tengo mucho trabajo y lo poco de tiempo que me sobra lo uso para
descansar.
Sé que ha pasado mucho tiempo, y es precisamente por esto
que no tenemos nada qué hablar. Te agradecería mucho si mantenemos la distancia
que hasta ahora hemos tenido.
Anastasia Steel
Editora en jefe, New York Times.
Tarde
varios minutos leyendo una y otra vez mi respuesta. Era fría. Lo sé. Y aunque
mi corazón me decía que eso no era lo que quería responderle, mi mente me
gritaba que lo alejará. No me podía arriesgar. Nadie debería saber de la
existencia de mí bebe.
Pulse
enviar. Solo esperé. No hubo respuesta. Eso era lo mejor.
Cerré
mi laptop y me fui a dormir. Me detuve en la puerta de la habitación de mi
bebe. Dormía tranquilamente abrazando su Buzz Lightyear, su respiración era lenta. Lo miré por varios minutos.
-Nadie te alejará de mí. Eres mío. Solo mío –entre y le di un beso en
su pequeña frente. Esa era una promesa que cumpliría a cualquier costo. Incluso
si tenía que sacrificar el amor que aún sentía, haría lo que fuera por mi bebe,
por su seguridad y sobre todo, por su felicidad.
La mañana siguiente Teddy me despertó muy temprano, la noche anterior
me había pedido llevarlo a pasear al Central Park, le gustaba correr y jugar
futbol con los niños del parque. A las siete treinta, salimos del edificio
acompañados en todo momento por Víctor. Mi bebe caminaba de mi mano, saltando,
riendo y jugando.
Cuando llegamos al parque Teddy tomó su balón y corrió torpemente hacia
los niños jugando, lo recibieron con una gran sonrisa y comenzaron a jugar. Me
senté en una banca donde podría tener una clara visión de mi hijo. Saqué mi
celular y comencé a tomar fotos de mi bebe, debí haber traído conmigo la cámara
que me regalo José en mi cumpleaños. Mi hijo corría pateando su balón, reía
mientras los otros niños corrían a su alrededor. Tal vez tenía tres años, pero
era un niño alto, aparentaba ser mayor. Pero seguía y seguirá siendo mi bebe.
Escuché mi celular sonar varias veces, no le di importancia. Le había
dado instrucciones específicas a mi asistente que hoy no iba a atender a nadie.
Hoy le pertenecía a mi hijo.
A las diez regresamos a casa. Teddy caminaba con un pequeño niño rubio frente
a su madre y a mí. Las pláticas entre las madres me encantaban. Había tantas
cosas que no sabía y ellas me instruían en todo. Ellas sabían que yo era madre
soltera y cualquier duda que tenía, ellas me la resolvían.
Nos detuvimos en una tienda, mientras los niños compraban me quede
observándolos por unos minutos antes de entrar con ellos. Después de dos horas,
Teddy y yo nos dirigimos a casa. Necesitaba algunas cosas para la comida, así
que Víctor se fue dejándome sola con mi hijo. Mi bebe caminaba lentamente, se tropezaba. Lo cargue
y se quedó dormido en mis brazos. Cuando llegue al edificio, me detuve en secó.
Una camioneta negra estaba aparcada en la entrada, un hombre alto, vestido de
negro y con corte militar estaba parado en la puerta del coche. Taylor.
¡Mierda!
No podía permitir que me viera entrar con mi bebe en brazos. Saque mi
celular y llamé a Adriana. A los pocos minutos llegó, le di a Teddy y entró al
edificio. Taylor no se inmuto. Él no la estaba esperando a ella. Respiré
profundamente, me puse los audífonos a todo volumen y caminé. Cuando pase junto
a él, no lo miré. Abrí la puerta y entré, en cuestión de segundos estaría en mi
departamento. Me detuve. Si Taylor entraba, vería los juguetes tirados en la
sala, las cientos de fotografías de mi bebe. Me quite los audífonos y seguí
caminando. Pulse el botón del ascensor y esperé.
-Hola Anastasia –volví la mirada y ahí estaba él. Tal y como lo
recordaba. Alto, vestido con playera blanca y unos jeans, su rebelde cabello
cobrizo le cubría su amplia frente, sus brillantes e intensos ojos grises me
observaban con precaución. Sus manos estaban en sus bolsillos, su respiración
era lenta, parecía estar nervioso.
-Christian –fue lo único que pude articular, una pequeña sonrisa se
dibujó en su hermoso rostro. -¿Qué haces aquí?-
-Lo siento. Sé que no debí presentarme sin llamarte antes. Pero te he
marcado toda la mañana y no me respondiste. Me preocupe.
-Lo siento. Estuve corriendo y no lo escuché.
-Ya veo. –Se movía mucho, sus manos salían y entraban en sus bolsillos,
se alborotaba el cabello. –Ana. ¿De verdad quieres que mantenga la distancia
como hasta ahora?-
¡Mierda! Directo al grano. Como siempre.
-Christian –Comencé a hablar pero él me interrumpió.
-Ana. Por favor. No me alejes de ti. No otra vez. Si me he mantenido
lejos ha sido porque tú me lo pediste, si me dices que no me quieres volver a
ver, me iré y nunca volverás a saber de mí. Pero si me das la más mínima
esperanza, te juró que las cosas serán diferentes. Te haré feliz. –Su voz se
entrecortó, sus ojos estaban llorosos.
-Christian, basta por favor.
-Ana te lo suplico. Ya no puedo más. Han sido los peores tres años de
mi vida. He vivido en un infierno. No puedo dormir, no pienso en otra cosa, he
tratado de darte tu espacio como me lo pediste, solo puedo saber de ti en las
noticias cuando alaban tu trabajo. Ana por favor. Anastasia –se acercó a mí, su
mirada era intensa, llena de necesidad como la mía. Tomó mi barbilla y sus
labios estaban peligrosamente cerca de los míos. Y ahí estaba otra vez. Esa
electricidad que había entre nosotros. – ¿Lo puedes sentir? –me dijo. Mi cuerpo
me estaba traicionando. Mi diosa interior estaba asomando la cabeza con una
enorme sonrisa. Mi celular sonó, interrumpiendo. Me aleje de él y contesté.
Nunca pensé sentir tanto miedo en toda mi vida. Me congelé. Mi
respiración se detuvo. Sentí un enorme hueco en mi corazón y mi estómago.
Colgué y corrí hacia el elevador ignorando las protestas de Christian, entré,
Taylor y él me seguían. Pude notar como la mirada de Taylor cambio y entró en
modo de defensa. Cuando el ascensor se abrió salí corriendo. La puerta de mi
departamento estaba abierta. Entre. Adriana estaba sentada frente a mi bebe,
intentaba hacerlo despertar. Corrí, me senté, lo tomé en mis brazos y lo abracé
fuertemente.
-¿Qué demonios paso? –Grite.
-No lo sé. Se despertó y se desmayó. Tiene mucha fiebre, ya llamé a la
ambulancia. No deben tardar.
-Bebe. Cariño por favor despierta –acune su pequeña carita en mis
manos, lo bese y lo abracé. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. –Bebe.
Por favor. Despierta mi vida. ¡Adriana llama otra vez!
No sé cómo describir el miedo, la angustia, la impotencia, la
desesperación que me invadían. No podía hacer nada. Tenía a mi bebe en mis
brazos, inconsciente y ardiendo en fiebre.
Después de lo que para mí fue una eternidad, el timbre de la puerta
sonó. Sentí una mano en mi hombro.
-Señora por favor, déjenos hacer nuestro trabajo –me levanté y solo
observé. Los paramédicos lo revisaban, le tomaban la presión y no sé qué más le
hicieron. –Señora tenemos que llevarlo al hospital, no debemos correr ningún
riesgo.
Solo asentí. No podía hablar. Lo colocaron en la camilla y lo sacaron
hacia el ascensor, tome mi bolsa y camine juntó a él tomando su pequeña manita.
-Bebe. Mami está aquí. Cariño. Por favor. No me dejes. Bebe. Mami no te
va a dejar solo –le decía en su oído. Nadie me lo iba a quitar. Ni siquiera
dios. Subí a la ambulancia y nos dirigimos al hospital.
Nunca solté su pequeña manita. Todo el tiempo le rogaba a dios que no
me lo quitará, mi bebe era todo para mí. Todo esto era mi culpa. Si hubiera
aceptado que me hicieran la cesárea y no hubiera esperado tanto tiempo, mi bebe
no hubiera nacido con problema en su corazón. Nunca me lo perdonaría.
Cuando llegamos, lo llevaron a Emergencias para revisarlo. No me
dejaron seguir con él. Me quedé congelada. Mi vida entera se había detenido. No
podía respirar. ¿Qué haría si algo le pasaba? ¿Qué sería de mí vida si perdía a
mí bebe? No me podía imaginar mi vida sin mí pequeño niño. Probablemente
sucumbiría ante el dolor y la tristeza. Teddy era mi luz, mi alegría, mi razón
de vivir, era mi pequeño niño, mi bebe, era mi hijo.
Sentí una mano en mi hombro.
-Ana debes sentarte. No podemos hacer nada. Debemos esperar –las
lágrimas seguían saliendo de mis ojos, pero esa voz me reconfortaba. Caminé y
me senté. Christian se sentó a mi lado y me abrazó fuertemente. No podía
hablar. Estaba asustada.
Pasó una hora antes de que saliera una enfermera. Me dijo que la doctora
me vería en unos minutos, pero que mi hijo estaba fuera de peligro y que había
despertado y pedía verme. Me indicó el camino y solo la seguí. En todo momento,
pude sentir a Christian junto a mí. La enfermera corrió la cortina y mi bebe
estaba bajo las sabanas, otra enfermera me miró.
-Lo siento. Pero se ha enojado. Dice que solo quiere ver su mamá. No
deja que lo revisemos –Me senté junto a él, intente quitarle las sabanas de su
pequeña carita.
-¿Bebe? Debes dejar que te revise la enfermera.
-¡No quielo! –dijo bajo las sabanas.
-Si no dejas que te revisen, no irás mañana a jugar con tus amigos al
Central Park- Bajó las sabanas bruscamente provocando que su cabello cayera
cubriera su pequeña frente y sus ojos. Podía sentir su mirada cautelosa, retire
el cabello de su carita y me miró.
Las enfermeras pudieron revisarlo sin ningún problema. A los pocos
minutos la doctora llegó y me pidió hablar a solas. Salí al pasillo seguida de
Christian.
-Theodore está bien. Solo tuvo una recaída. ¿Ha realizado alguna
actividad física intensa últimamente?
-No lo consideraría intensa, solo estuvo jugando en el parque esta
mañana. Nada importante. El pediatra me dijo que podía jugar.
-Debemos evitar que el niño realice cualquier actividad física por los
próximos días. A pesar de que su salud está mejorando, no podemos tomar
riesgos. Hablaré con su pediatra de cabecera y le explicaré la situación. Por
el momento debe permanecer bajo estricta vigilancia. Pediré que le preparen una
habitación. Le daré un medicamento para que pueda dormir.
-¿Más medicamento? ¿No habrá ningún problema?
-Es inofensivo, solo le ayudará a dormir.
-Muy bien. Gracias doctora.
Me quedé un poco más tranquila, mi bebe estaba bien. Fuera de peligro. Sentí
las manos de Christian en mis hombros. Escuché a mi bebe llamarme. Me alejé de
él y me senté con mi hijo. Después de unos minutos las enfermeras lo llevaron a
una habitación privada, permanecí al lado de mi hijo. Le conectaban unos cables
en su pequeña manita y otros en su pecho, mi celular sonó. Víctor estaba muy
angustiado, le informe de la situación. Todo el tiempo Christian permaneció
cerca. Oculto en la oscuridad. Tratando de no molestar a nadie. Para ese
momento, no tenía ni la menor idea si se había dado cuenta del gran parecido
que tenía mi bebe con él. No me importaba. A los pocos minutos Víctor entró a
la habitación, pude ver a Christian fulminarlo con la mirada cuando se acercó a
la cama, puso su mano en mi hombro y acarició a mi bebe.
-¿Necesitas algo Ana?
-Sí. Por favor localiza al doctor Evans, quiero que venga lo más rápido
que pueda. Las enfermeras me dijeron que dormirá por varias horas, quiero ir a
casa a cambiarme y traer unas cosas, llama a Charlotte y dile que me esperé en
la entrada del edificio. Le pediré a Adriana que se quede con él hasta que regresé.
Quiero estar aquí cuando despierte.
-En seguida. Con permiso. Salimos en cinco minutos.
-Gracias Víctor.
A los pocos minutos, Adriana entró y se sentó junto a Teddy mientras yo
salía de la habitación. Taylor estaba en el pasillo hablando con una enfermera.
-Ana espera
-Ahora no Christian –tenía que irme, quería ir rápido a casa para estar
aquí cuando mi hijo abriera sus ojos-
-Solo quiero saber una cosa.
-¿Qué cosa?
-¿Por qué nunca me lo dijiste?
-No tenía por qué hacerlo –era fría, lo sé. Pero era mi bebe del que
estábamos hablando.
-Ana…
-Todo listo Ana –dijo Víctor interrumpiendo a Christian.
-Vamos –Entré al ascensor seguida de Víctor, pude ver la mirada llena
de rabia de Christian, pero no me importaba en lo más mínimo su reacción. Era
mi hijo.
Continuará.............
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